El Amor de un Padre

Anteriormente, el rol del padre era un poco más estricto y fuerte, de notoria autoridad. Si indagas con tus abuelos seguramente recordarán la rudeza de su papá, quien generalmente dedicaba  más tiempo a sus actividades laborales y económicas que a sus propios hijos.  Ellos, eran quienes aportaban la manutención del hogar y dirigían la autoridad determinando el bien y el mal,  además, se encargaban del castigo físico en caso de ser necesario.

Es común escuchar la importancia y estrechez del vinculo madre – hijo, pero no podemos desconocer que los padres juegan un papel fundamental en la crianza.

Anteriormente, el rol del padre era un poco más estricto y fuerte, de notoria autoridad. Si indagas con tus abuelos seguramente recordarán la rudeza de su papá, quien generalmente dedicaba  más tiempo a sus actividades laborales y económicas que a sus propios hijos.  Ellos, eran quienes aportaban la manutención del hogar y dirigían la autoridad determinando el bien y el mal,  además, se encargaban del castigo físico en caso de ser necesario.

La voz del papá hacia temblar, lo que él decía, se hacía con gusto o no, pero se hacia. Al pasar de los años, el hombre padre, también sensible, dejó conocer su lado tierno, amoroso y flexible que aún sin perder autoridad, es capaz de dar un abrazo, de decir un te quiero y hasta de arrojarse al piso con sus hijos para disfrutar de un ataque familiar de cosquillas.

Un padre es firmeza y podríamos decir que es el líder de la manada, pero también es amor, es escucha, es abrazo y es juego. El  padre brinda un aporte fundamental en el desarrollo de la seguridad y el sentimiento de protección que debe sentir un niño.

Un padre es el estandarte que complementa la labor materna, también es consejero, maestro y guía, tomador de decisiones y solucionador de problemas. Como líder de la manada, debe ser protector de cualquier evento adverso que pueda afectar la unión e integración familliar. También debe ser fortaleza en los momentos difíciles, es así como termina convirtiéndose para sus hijos, sin darse cuenta, en un súper héroe mejor que cualquier otro de caricatura.

Es muy agradable ver como un padre de hoy, sacrifica una salida con sus amigos o un partido de fútbol para divertirse o compartir un momento con sus hijos. Ya no es el padre distante y algo temido, ahora es una figura de afecto que no ha dejado perder su esencia.

A mi padre

A Dios doy gracias por ser mi padre.
Por tus reproches y consejos.
Por el bien que me enseñaste
y de mi ser siempre cuidaste.

Por ser padre bondadoso,
lleno de paz y sabiduría.
Porque amas la verdad.
Justicia y rectitud en demasía.

Por ser mi padre amado
y enseñarme la caridad.
Sentimientos nobles te cubren.
No conoces la maldad.

Caballero noble y parco,
me enseñaste a luchar.
Aspirando siempre a lo más alto
y a mis sueños no renunciar.

Por aborrecer todo lo malo.
Por tus celestiales valores.
Por guiarme de la mano
en senderos llenos de flores.

Por tus palabras de aliento
en mis momentos más tristes.
Por tus silencios elocuentes
que me calman dulcemente.

Por tu mirada sabia y profunda.
Por tu expresión tan serena.
Por tu paciencia y tesón.
Torbellino de cosas buenas.

Por ser hombre testarudo
aferrado a tu convicción.
Por mantener en alto tus ideales
sin perder la calma o razón.

Por instruirme en la vida
y enseñarme a no mentir.
Por preocuparte por mis problemas
y recompensa no pedir.

Por enseñarme nobles valores:
el amor, rectitud y compasión,
justicia, desinterés, trabajo,
caridad, verdad y el perdón.

Por todos tus desvelos.
Por tu amor paternal.
Hombres como tú hay pocos.
Eres un padre ideal.
 
Anónimo.
 
Luddy Maireth Caicedo Esteban
Psicóloga Apoyo al Proceso de Duelo

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