El Niño Interior

Que te parece si un día decides tomarte la vida no tan en serio, relajarte un poco, dejar tantos paradigmas y esquemas mentales que solo hacen tu forma de vivir, sentir y actuar, cuadriculada. A veces la cuadrícula ayuda, pero casi siempre ata, coarta y esclaviza.

En el mes de abril se celebra el Día del Niño, del verdadero niño, de aquel que es inocente, aquel que es feliz con cualquier nimiedad; aquel que no le importa ensuciar su ropa o tirarse al piso a jugar, ese niño que seguramente tu y yo ya hemos olvidado. Ese niño que no sabe de formalismo y que aún no ha desarrollado mecanismos psíquicos de defensa, por eso llora cuando necesita hacerlo, grita cuando lo desea y sonríe a carcajadas sin importar quien lo esté observando, sin importar el juicio social del que todos somos presos.

Que te parece si un día decides tomarte la vida no tan en serio, relajarte un poco, dejar tantos paradigmas y esquemas mentales que solo hacen tu forma de vivir, sentir y actuar, cuadriculada. A veces la cuadrícula ayuda, pero casi siempre ata, coarta y esclaviza.

Imagina que tienes 5 años ¿qué te gustaría hacer?
 ¿A qué te gustaría jugar?  ¿Por qué no lo haces?
¿Hace cuánto no juegas? ¿Hace cuánto no ríes a carcajadas?  ¿Hace cuánto no te atreves a hacer algo sin pensar en sus consecuencias?

Los niños son primitivos en sus conductas, sobre todo los más pequeños, no tienen en cuenta si serán juzgados o no, si son o no observados, tampoco miden el peligro y si se frustran hacen pataleta pero en unos minutos estarán felices como si nada hubiera sucedido. También pelean con sus pares pero fácilmente perdonan y continúan disfrutando del juego... de la vida.

¿Cómo es que se nos olvidó ser niños?  ¿En qué momento nos volvimos esclavos del reloj, del trabajo, del afán, de lo material?   ¿Hace cuánto no nos sentamos en el piso porque se nos  ensucia la ropa o simplemente porque se ve mal?  ¿Hace cuánto no te ríes de ti mismo?
Y mejor aún, te puedes preguntar ¿Hace cuánto dejaste de ser niño?  Creo que si haces memoria te responderías que hace mucho, mucho tiempo.

Que irónico, nos gustaría ser niños pero cuando vemos a alguien actuar como tal, lo criticamos y tal vez pensemos que “inmaduro” es, lo que no sabemos es que tal vez ese “inmaduro” es mucho más feliz que “un maduro cuadriculado”.

Es cierto hay que asumir responsabilidades y cumplir obligaciones porque son necesarias y hacen parte de la vida, pero lo que no debe suceder, es que estas terminen siendo tu propia cárcel, la chispa que enciende tu fogata de estrés, de tensión de preocupación y angustia. A veces se asumen tantas cargas que la vida deja de ser vida y se convierte en una carga.

Intenta liberar tu espíritu como lo hacen los niños, vive desprendido, alegre, disfrutando de cada momento. Si te caes, llora pero vuelve a levantarte. Si algo no resulta como esperabas, haz tu pataleta a veces es necesario, pero vence la frustración y continua el camino, sin angustia, sin temor.

Si te lastiman, tal vez venga la tristeza y la decepción, pero recuerda que los niños perdonan y avanzan sin recelo, siempre brindan con su corazón inocente una nueva oportunidad a pesar del error, sin prejuicios, solo dispuestos.

Si sientes miedo, vergüenza, alegría, tristeza, sorpresa, rabia, exprésalo, tu corazón a veces se ahoga de tanta represión. Por eso el pecho duele o sientes apretamiento, fatiga, dificultad al respirar. Por eso en ocasiones no puedes conciliar el sueño, el manejo inadecuado de emociones negativas solo prolonga el sufrimiento que después será ubicado en algún órgano del cuerpo que saldrá perjudicado, la enfermedad es la manifestación de emociones no sublimadas.

¿Cómo está tu corazón, siente como niño o esta reprimido como adulto?

Poema Al Niño Interior

Si todavía conservas
la capacidad de asombro
y de vez en cuando
una sonrisa ingenua
se esboza en tu rostro...
 
Si aún juegas inocente
cuando nadie te mira...
Si crees todavía en hadas y duendes
y piensas que el mundo necesita héroes...
Si buscas refugio en brazos de madre,
o en su memoria.
 
Si eres aún de pan y de leche
y te alegra el sonido
del carro de helados
y te provocan los juegos de agua
en los días de verano...
 
Si te asustan las peleas
y hablar con extraños.
 
si amas al perro, al perico y al gato.
 
si crees que un "Santa Claus" te traerá un regalo
O en su defecto, como asegura Don Camilo
los Reyes Magos...
 
y si escondes tesoros
para disfrutarlos
y compartes chocolates con el vecino de al lado...
 
¡No has dejado de ser niño!
Conserva  tu risa,
no vendas tu asombro
ni renuncies al juego,
ni al amor de madre.
 
Vive con el niño
que todavía aplaude
y salta y se ríe
y entierra tesoros...
!y cree en milagros!
 
Anónimo
 
Luddy Maireth Caicedo Esteban
Psicóloga Servicio de Apoyo al Duelo

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